Nosotros somos conscientes que viajar internacionalmente cada vez es más accesible por los bajos costos en vuelos, hospedajes y tours. Esto, en gran medida, tiene que ver con que existe una mayor oferta de proveedores, hay más personas que utilizan las herramientas tecnológicas para ofrecer sus servicios y la competencia se ha vuelto feroz. Además, plataformas como YouTube y TikTok enseñan a los viajeros a gestionar sus rutas de manera más eficaz, lo que les motiva a dar el salto para conocer el mundo. Viajar se ha vuelto muy popular.
Sin embargo, viajar también implica una gran responsabilidad: tenemos que darnos cuenta que el turismo en masa suele afectar ecosistemas y comunidades por igual. Por citar un ejemplo, es común presenciar manifestaciones en contra de la gentrificación en Barcelona, Ciudad de México o Oaxaca debido a que la calidad de vida de los residentes empeora tras la enorme cantidad de turistas que hay en sus ciudades.
Por esta razón, nosotros promovemos los viajes a bajo costo pero siempre intentando minimizar el impacto que genera la masificación turística. Invitamos a las personas a viajar en temporadas bajas, les asesoramos para esquivar las ciudades en donde el turismo es un problema y los motivamos a que visiten sitios que necesitan atraer turismo para su desarrollo, les enseñamos a descubrir puestos de comida que no están de moda en reels de Instagram, etc. En otras palabras, queremos que las personas vayan a contraflujo.
Ir a contraflujo es una tarea difícil, pero no imposible. Por ello, creamos una consultora que acompaña y asesora a los viajeros para que ahorren en sus próximas vacaciones, pero también les brindamos las herramientas para que puedan tener experiencias más auténticas y amigables con las comunidades y su entorno. Al final, somos solo visitantes y es nuestra responsabilidad ser amenos con nuestros anfitriones.